Arturo Alejandro Muñoz
Estimado amigo Luis Casado, director Revista POLITIKA:
Siempre que escucho hablar de “educación sexual” y noto cuan airados y furiosos se ponen algunos talibanes del antiguo testamento, viene a mi pecadora mente el recuerdo de aquellas inenarrables frases que en mi juventud leí en las paredes de los baños para varones, tanto en mi liceo curicano como, años más tarde en los servicios higiénicos (que de higiénicos, nada, ni la manilla de las puertas) de fuentes de soda, restoranes y estadios de fútbol. A los 13 años de edad ya era un ‘sabiondo’ en los fundamentos de la cuestión sexual. Bueno, al menos, en lo referido principalmente a los órganos sexuales masculino y femenino, como también a los placeres del coito y a las mil formas de lograrlos.
Sería el barrio posteriormente quien me ‘educó’ de manera temprana y burda respecto de los períodos menstruales de las mujeres, de los días pre y post menstruación en los que no se corría peligro alguno de embarazo. Todo a la brutanteque… pero algo aprendí.
Años más tarde, siendo más que adolescente, ya un joven caminando a la adultez, la universidad me dotó de conocimientos más certeros y científicos al respecto. Luego, la vida misma y la auto educación hicieron el resto… lo que en absoluto significa que sobre educación sexual sepa yo lo suficiente… quizás, sólo sé lo necesario.
Hoy, en la segunda década del siglo 21, los niños y los adolescentes están mucho mejor preparados respecto del tema. Tienen a disposición tecnología variada para aprender. El porno video y el porno cine circulan libres y en alta cuantía de PC a PC, de celular a celular…. Sin olvidar las películas pirateadas y la TV Cable. Aquello de las frases en los baños (se sumaron los de las damas hace ya varios años) resulta ser humorístico más que erótico. Ninguna pared de baño alguno puede enseñarle algo nuevo a la muchachada actual. Al menos, no en lo referido a follar, ya sea en un cara a cara, un swinger, un trío o una orgía. En lo que respecta a la actividad carnal, la cabrería de hoy está más al día que nosotros, los viejos. Mis alumnos, casi sin excepción, conocen al dedillo cuáles son los riesgos del contagio VIH.
Pero, todo se sigue constriñendo al coito. Así como “de refilón” los docentes, los médicos y los sicólogos intentan enseñar a la chiquillada cuestiones de máxima relevancia como el embarazo adolescente, la vida en pareja, el respeto mutuo, las emociones, los sentimientos, y, por supuesto, los métodos anticonceptivos.
Entonces, cuando me hablan hoy que es necesaria una “educación NO SEXISTA”, yo, viejo de mierda, vástago de los años 60 y 70… me voy de un sopetón, mentalmente, a lo detallado en las líneas anteriores.
Y cuando de esa educación no sexista y del feminismo me hablan, nunca he podido dejar de preguntarles a mis interlocutoras lo siguiente: “Ustedes exigen educación no sexista, y a la vez exigen priorizar el feminismo. Ambas exigencias son contradictorias, pues si exigen priorizar feminismo, la educación entonces es de por sí, básicamente, sexista”. Casi nunca obtengo respuestas rescatables.

Me parece que esto del ‘feminisno’ y de la educación ‘no sexista’ está llegando a extremos, Para que ustedes se hagan una idea de cuán exageradas son algunas demandas (y las formas de presentarlas), puedo decirles que están exigiendo (las feministas) una educación “paritaria· en asunto de género. EXIGEN (así, con mayúscula) que en el sistema educacional se utilice “igual número de textos escritos por hombres como por mujeres”. Ello será posible en algunas materias, en otras, hasta hoy, no, pues no recuerdo –por ejemplo- libros de Historia escritos. Aunque en Chile hay una muy honrosa excepción, Grette Motsny… que sin embargo no era historiadora, sino antropóloga.
Y ni hablar de libros pertenecientes a los principales investigadores chilenos en esas materias historiográficas, como Barros Arana, Guillermo Feliú Cruz, Benjamín Vicuña Mackenna, Eugenio Pereira Salas, Francisco Encima, Leopoldo Castedo, etc.
En fin, son solamente algunas reflexiones respecto del tema que planteaste en tu correo. Carezco de mayores análisis sobre él…
Un fuerte abrazo, querido amigo
AAM