Por Juan Carlos Diez, desde Viña del Mar, Chile

En compañía de Edmundo Bustos, director de la Editorial Universitaria de Valparaíso, el afamado artista porteño, Gonzalo Ilabaca, lanzó hoy su nuevo Libro Valparaíso para Principiantes y Moribundos. El acto fue en el Salón Dorado del Museo Palacio Vergara. Importante cantidad de personas se congregó para asistir a tan magno evento.
En esta oportunidad, la presentación estuvo marcada por un brillante conversatorio con preguntas tanto del presentador, como de parte del público presente. Al decir verdad, las respuestas del artista fueron una verdadera clase magistral donde se describió el auge y decadencia de la ciudad de Valparaíso.
La primera pregunta que se le hizo al artista, fue: en su principal cuadro, en la parte superior usted escribió: “sembraste de espinas el camino y ahora te quejas”. ¿A qué se refiere esa frase?
La respuesta del artista fue clara y contundente y se resumen en las palabras de su cuadro número I, donde dice: “En el planeta Tierra hay vida porque hay agua líquida y esa agua se llama mar. El mar es la energía vital del planeta, su valor agregado, y está presente en toda la historia de la humanidad”. La importancia vital del mar para Chile no se le ha dado la importancia que realmente tiene. El ciclo vital del agua, así como el ciclo vital de la vida del ser humano son únicos y con muchos elementos intervinientes. Si uno de ellos falla, se desequilibra el sistema e incluso puede llegar a romperse el círculo, poniendo en riesgo su existencia, con las respectivas consecuencias para la especia humana.

La idea de escribir este libro partió hace unos 7 años durante el desarrollo de una clase en una universidad de Valparaíso, y se basó en un el libro El Buen Gobierno, escrito en el año 1610 por un indígena y enviado al Rey de España para informarle acerca de las cosas que estaban sucediendo en América producto de las acciones de los conquistadores. El libro tenía unas mil páginas, siendo más de la mitad de ellas imágenes. El libro no llegó a destino, encontrándose 300 años después en otro país.
Como resumen, el artista señala que “este libro trata de la memoria y olvido del mar. Está dedicado a los sitios eriazos, no a los humanos; a la ruina, no a los porteños. Tiene más pena que gloria. Está dedicado al futuro, como una tumba. Está dedicado a Pablo de Rokha que gritó desde la calaguala: todos los caminos de todos los destinos de la tierra van a dar al mar, Valparaíso. Nadie lo escuchó. 8 bolas lo convirtió en un himno subterráneo.
En la post portada del libro recién lanzado, se lee: “A modo de una guía didáctica, Gonzalo Ilabaca nos presenta una visión holística y crítica de Valparaíso a través de pinturas/relatos que abarcan su historia, su condición de ciudad puerto universal, su anfiteatro como geografía natural y psíquica de los porteños, su forma de habitarlo, su idiosincrasia, su decadencia interna y vital, así como el abandono del estado a su ciudad cultural más emblemática internacionalmente, transformando su glorioso pasado en naufragio de larga agonía.
Radicado desde 1991 en Valparaíso, declarado Ciudadano Ilustre, Gonzalo Ilabaca ha pintado y escrito sobre este puerto desde la cultura del hábitat, con una mirada y activismo multisistémico que busca abarcar todo el ciclo vital humano: sus derechos sociales, el derecho a la ciudad (hábitat), el derecho al patrimonio cultural y natural, y los derechos de la naturaleza. Su obra, inseparable de Valparaíso, es patrimonio colectivo.”
El acto concluyó con un resumen de todas las cosas que fallaron en el transcurso de los años y que desencadenaron en la actual decadencia de la ciudad. Son muchos los entes que fallaron en las distintas instancias en las que actúan. En primer lugar, falló el Estado al descuidar la ciudad y no darle la categoría que tenía en aquellos años de bonanza. Las universidades también fallaron, sus rectores, no así en mundo académico que sí ha reaccionado, tal como lo han hecho algunas organizaciones gremiales. Están al debe el Congreso, que tiene su sede principal en Valparaíso (increíble). Qué decir del turismo: ellos sólo están interesados en ganar dinero, sin ayudar a crear mejores condiciones turísticas para que toda la ciudad pueda disfrutar de ellas… hay muy poca visión de negocio de este rubro. El mundo portuario y el del arte también están al debe y falta su contribución para mejorar la ciudad puerto. Con todos estos fallos, se dieron las condiciones para la tormenta perfecta y ella se desencadenó y hoy nos muestra una ciudad decadente y está como en un vía crucis, sin saber si habrá resurrección. Tenemos derecho a la ciudad, pero una ciudad puerto bien pensada.