La voz internacional inaugural una serie de entrevistas a investigadores, artistas, académicos e intelectuales hispanoamericanos que viven o pasan por New York y desde este centro de la diversidad cultural Iberoamérica hacemos eco de las distintas voces que contribuyen al desarrollo de esta comunidad. El español está ganando un gran nivel gracias al intelecto promovido a través de las publicaciones, artículos e investigaciones que son la fuente que permite ampliar el conocimiento de este idioma.
En esta oportunidad bajo la lluvia de la ciudad nos quedamos reflexionando con las palabras de Juana M. Ramos (El Salvador). Es profesora de español y literatura en York College, la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). Ha participado en festivales internacionales de poesía y recitales en América Latina, Estados Unidos y España. Ha publicado Multiplicada en mí, Palabras al borde de mis labios, En la batalla, Ruta 51C, Sobre luciérnagas, Sin ambages/To the Point (2020), y Clementina (2021). Es coautora de Tomamos la palabra: mujeres en la guerra civil de El Salvador (1980-1992) (2016), una colección de testimonios de mujeres que lucharon en la Guerra civil salvadoreña. Sus poemas y relatos han sido publicados en varias antologías y
revistas literarias, tanto en formato impreso como digital, en toda Latinoamérica, Estados Unidos y España. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, portugués y francés.
IMSA. ¿Puedes hablar de tu tierra natal?
JMR. El Salvador es uno de los países que conforman la región centroamericana. En la década de 1980 se vio sumida en una guerra civil que dejó unos 70.000 muertos y millones de salvadoreños exiliados. En 1992, con la firma de los Acuerdos de Paz, se inició la llamada posguerra, en la que se produjo una explosión de espacios dedicados a la difusión de la cultura y la literatura nacional. Si bien en la actualidad las noticias retratan a una nación azotada por el flagelo de la violencia social, es importante visibilizar, en el caso que aquí me ocupa, esa otra cara de El Salvador, aquella en la que un grupo de trabajadores de la cultura luchan, desde dentro y desde la diáspora, para la construcción de una sociedad en la que la cultura y la educación sean prioritarias y accesibles a toda la población. Estos trabajadores culturales realizan su labor desde los márgenes, es decir, a través de actividades culturales, recitales de poesía y editoriales independientes, entre otros espacios. En el momento histórico que vive actualmente el país, en el que se ve amenazada la frágil e incipiente democracia lograda tras el fin de la guerra, es fundamental educar a la población, darle herramientas que le permitan hacer de la situación actual una categoría de análisis.
IMSA. ¿A quién va dirigida tu poesía?
JMR. Mi poesía está dirigida a todos los lectores que, a través de su lectura, logran identificarse con ella. Siempre he dicho, y esto se puede comprobar perfectamente en mis poemarios, no soy una poeta que siga una línea temática estricta. En otras palabras, los poemas que componen cada uno de mis libros tienen diferentes temas. Creo, y aquí tomaré prestadas las palabras que la poeta cubana Minerva Salado escribió sobre mi poesía, el hilo que une cada uno de mis textos poéticos es la poesía misma. Como bien decía Roque Dalton, “la poesía es como el pan, para todos”.
IMSA. ¿Cuál es el papel de la poesía en la sociedad?
JMR. Mi experiencia de vida me ha enseñado que la poesía, “la palabra”, tiene el deber de documentar, de registrar, de visibilizar todo lo que nos concierne como sociedad. Su papel es mostrarnos «todas las posibilidades» de nuestros relatos particulares y de la Historia en general.
IMSA. ¿Cuál es tu experiencia con la cultura hispana en Nueva York?
JMR. Me incorporé al tejido social de Nueva York en 1991, cuando llegué a esta ciudad multicultural y mágica (una ciudad que también, de vez en cuando, puede enseñarnos los dientes). Hice mis estudios de pregrado y posgrado aquí en Nueva York, lo que me facilitó la creación de redes tanto en la escena cultural (en lo que respecta a la escritura creativa) como en la academia. He tenido la oportunidad de conocer gente que trabaja duro por la cultura y la literatura, y la suerte de unirme a grupos y espacios dedicados a mostrar esa otra cara de la inmigración latinoamericana. Debo decir que, gracias a mi trabajo como docente en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), me encuentro a diario, cara a cara, con la realidad de mis alumnos, tanto los nacidos y criados aquí como con los que han emigrado a esta ciudad por diversas razones. Uno de mis propósitos como docente es facilitar a mis alumnos el contacto con las actividades culturales que se desarrollan en la ciudad y en las que participo o me involucro de diversas formas. Entre estas actividades me interesa llevarlas a ferias del libro, festivales de poesía, charlas, conferencias, coloquios y otros foros en los que se expongan temas sobre la cultura hispana en Nueva York.
IMSA. ¿Puedes nombrar poetas contemporáneos que tal vez no sepamos que enseñas a tus alumnos?
JMR. En mis clases trato de establecer un equilibrio con respecto a los poetas que incluyo, en particular, en el curso de Introducción a la Literatura. Cuando digo buscar un equilibrio, quiero decir que es mi práctica desarrollar un programa que incluya tanto a poetas canónicos como no canónicos. En este último, doy paso, por ejemplo, a los poetas latinoamericanos que escriben en español en los EE. UU., así como a los poetas latinx. Pero aquí me interesa traer a colación el seminario de “Poesía Salvadoreña” que imparto, y al que doy diferentes aproximaciones. Uno de esos enfoques es el de la poesía que se produjo durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992). Aquí me interesa resaltar la poesía escrita por mujeres. Entre los poetas que estudiamos en el seminario se encuentran Lil Milagro Ramírez, Claudia Patricia Jovel, Leyla Quintana, Kenny Rodríguez, Eva Ortiz y Silvia Ethel Matus. En torno a estas voces, y la producción de estas poetisas en ese período, estudiamos la resignificación de la subjetividad femenina en un momento crucial de la historia salvadoreña. Otro acercamiento es el de la poesía producida en este período, donde prevalece la violencia social en el país, y cómo jóvenes voces poéticas nos ofrecen su propia interpretación y sus propios imaginarios, en registros discursivos muy particulares, de la realidad salvadoreña (en todos sus aspectos). y dimensiones). Entre esas voces me interesa destacar la de Kike Zepeda, Alberto López Serrano, Diana Castro, Jorge López, Fredy Mejía, Ana María Rivas, entre otros.
Más información sobre la poeta y profesora Juana M. Ramos: https://www.york.cuny.edu/portal_college/jramos
Ines Monica Archer
Artista y gestor cultural; enseña español en la Universidad de Hofstra y la Universidad de Aldelphi, Nueva York; Directora, bi/Coa: Base Intercultural / Comunidad de las Américas; Doctora en Artes Visuales, Universidad Complutense, Madrid; Maestría en español, St. John’s University, Nueva York